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martes, 31 de diciembre de 2013

Carta al lector

No hace mucho oí en alguna clase que comenzar una nota con la fecha que involucraba el hecho a relatar era un error, estaba mal, era “periodísticamente antiestético”. Es por ello que me encontré en la necesidad de acudir a este comienzo para, ahora sí, mencionar este hecho que es ni más ni menos hoy, el final de un año más, distinto a todos y tan único como los que pasaron y los que vendrán.
“Green monkey Deportes Urbanos” es uno de los mayores logros que ha conseguido cada participante de los tres que continuamos con este proyecto durante este año, tanto a nivel facultativo como en experiencias personales. Surgido originalmente como trabajo práctico final de una materia llamada Taller de Producción Gráfica I, de la carrera de Licenciatura de Periodismo y Comunicación Social, hoy nos encontramos en el laberinto que implica el deseo de avanzar y progresar.
Si alguien nos pregunta si hoy, 31 de diciembre de este moribundo 2013, imaginábamos la repercusión de lo que hemos hallado casi por sorpresa, azar o “rebote”, la respuesta inmediata sería “nunca”. Desde el primer momento en que nos vimos tratando de aprobar una materia nos “dimos la cabeza contra una pared acolchonada”, por así decirlo. Entramos en la dulce razón de que la temática central y el deseo por involucrarnos cada vez más y más con ella, desplazaba totalmente la responsabilidad facultativa. Sin desmerecerla, nos dimos cuenta de que la obligación que sentíamos semana tras semana no pasaba por la aprobación de nuestros profesores, sino por la del público que comenzó a generar los espacios para que este proyecto cobrara su verdadero sentido. La pura y sincera verdad del secreto de este “bosquejo” de plan con el que soñamos para un futuro, esperemos sea inmediato, ha sido el deportista sobre el cual Green monkey basa sus historias. Este mono verde que aún requiere de entrenamiento en lo que se propone, no podría haber sido nada de lo que hoy es sin aquellos que se prestaron para una foto, una entrevista, un video, una nota.
Sería interminable la lista de personajes y espacios que hemos podido conocer a fondo en estos últimos dos meses. He allí una de las principales y bellas sorpresas que nos hemos llevado en este corto lapso de tiempo. La interrelación existente en cada grupo, en cada sector, en cada deportista para con otro deportista o simple ciudadano, es increíblemente abrumadora. Debería confesar que hace ya varios años que no sentía la energía que representa el trabajo, la ayuda desinteresada, la preocupación por el otro y el compartir algo tan profundo y vital como puede llegar a ser un deporte de estas características.
Fue durante el Bosque Plain, torneo realizado por los Longbrothers el pasado 14 de diciembre, cuando oí a una señora de avanzada edad que caminaba por el bosque junto a la pista y las rampas decir: “a estos pibes los rejunta la calle y mira de qué forma los une”. Fue una frase que inevitablemente hasta este momento en que sentí la necesidad de desnudar este proyecto y atribuir la clave de sus logros a los verdaderos responsables, me hizo ruido y al fin puedo utilizarla como es debido. Esa mujer, divertida por las pruebas, que poco debe entender de las disciplinas urbanas, fue los suficientemente abierta para percibir lo que quizás algunos de los que estamos aquí inmersos, ni siquiera sepamos que está, pero que compartimos inconscientemente. Esa forma de la que esta anciana hablaba creo que, en mi humilde reflexión, hace referencia a esa energía que se comparte en estos ambientes, sea cual sea el elemento con el que se practique. Habiendo recorrido prácticamente todos los ambientes de las diferentes disciplinas, podría destacar infinidad de diferencias que hacen particular y singular a cada una. Pero hay algo que no falto en ninguno de los territorios, grupos y sectores y podría resumirlo en la palabra “hermandad”. Se establece un vínculo entre los participantes que trasciende a toda desemejanza, incluso aún presentes dentro de un mismo deporte.
Es por esto y todos las nuevas relaciones, lugares y experiencias que hemos vivido desde Green monkey, que nos hemos visto en la necesidad de agradecer a todos y cada uno de aquellos que de alguna manera fueron parte de esto que promete continuar mientras haya un lector dispuesto a leernos. Fue una de las ideas originales dar voz a aquellos sectores que el comercio, la política (de cierta manera) y la misma sociedad encasilló en los lugares más equivocados. Hoy los deportes urbanos son una gran e inmensa realidad que estamos dispuestos a defender y llevar a la lectura de aquellos que en cualquier momento pueden convertirse en protagonistas. Hay mucha magia dando vueltas por la calle y es esa la que nos interesa proteger.


Con la mejor de las vibras, les deseamos estos tres monos verdes que somos, Jeremías, Enrique y Agustina, a todos aquellos que aman los deportes, mas allá de practicarlos o no, un increíble comienzo de año nuevo, de este 2014 que nos encontrará sobre lo que más nos gusta, rodeados de los que más nos importan. A no parar, que el globo sigue girando. 

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