Ciudad de La Plata, puerto cultural de Latinoamérica, ofrece un abanico
de posibilidades para esparcirnos, disfrutar del espacio abierto y aprovechar
de su variada geografía. Los espacios públicos fueron y serán siempre el
contexto único de un rider, la
pachamama de su práctica.
Esta “Roma criolla” posee un coliseo donde skaters, longboarders, bikers y rollers disfrutan de su arquitectura para desarrollar sus deportes:
el Nuevo Teatro Argentino.
Conocido simplemente como “el Teatro”, se encuentra en la manzana formada
entre las calles 9 y 10 y las avenidas 51 y 53. Es un complejo artístico reconstruido
sobre las ruinas del anterior Teatro Argentino fundado el 19 de noviembre de
1890, resultando destruido en un incendio que se sospecha intencional en 1977.
Fue reconstruido por el gobierno militar en 1980 y reinaugurado en 1984. La
edificación actual contiene una de las salas líricas más destacadas de
Argentina y consta de una superficie de 60.000 m² cubiertos polifuncionales,
con salas independientes, áreas de ensayo, camarines y talleres de
escenografía, vestuario, utilería, etc. Pero el enfoque no está dirigido al uso
artístico que se da dentro del
teatro; por el contrario es el “out door”, los espacios exteriores los que
llevan a catalogarlo como el lugar por excelencia con que un deportista urbano,
relacionado con la ciudad de alguna manera, se siente mayormente identificado.
Los murales grafiteados en
las paredes de sus plazas subterráneas bajo el nivel 0 de la vereda peatonal,
le quitan al edificio la personalidad propia de un teatro y la reconfiguran en
un skatepark clásico. Las escaleras del corredor cubierto que atraviesa el
Teatro desde 51 hasta 53, estilo “paseo inglés”, convoca a la mayoría de riders
de skate y BMX, a diferencia de los longboarders quienes hacen mayor uso de las
veredas donde pueden cubrir extensiones más amplias. Los rollers suelen
ubicarse específicamente sobre la esquina de las calles 51 y 9, con sus
semanales “La Plata Rollea”, a pesar de que también pueden verse rodeando al
teatro a grandes velocidades.
Una de las ventajas y beneficios que hacen de este espacio un lugar
diferente, a pesar de que no haya sido construido con este fin, es su suave
embaldosado altamente propicio para el buen deslizamiento de las ruedas que
utilizan rulemanes y la práctica de un variado freestyle.
El teatro es uno de los puntos de encuentro que tienen los deportes
urbanos platenses. Pero es, a su vez, un punto de encuentro con el resto de la
sociedad que circula por el centro de la ciudad lo cual ha acarreado un debate
constante que divide a los deportistas con los peatones. En los últimos años,
con un gran incremento año tras año de aficionados a las actividades, la
relación entre los disputantes por el espacio se ha tensado significativamente.
La clara prueba de esta tensión se puede observar hoy en día en un cartel que
prohíbe andar en skate escrachado con aerosol. La comisaría ubicada frente al
teatro sobre la calle 53 proporciona al teatro de la fuerza necesaria para
desalojar pacíficamente, cuando es necesario, grandes aglomeraciones de
deportistas para evitar “disturbios” y “daños del espacio público”. El debate
que involucra a estos dos actores sociales, ambos con los mismos derechos sobre
el espacio público y su utilidad, es un tema que requiere de estudio y
organización, sin mencionar un mínimo de tolerancia infaltable tanto de uno
como de otro. La convivencia es algo que se construye entre todos.
Por su parte, el Teatro se eleva regalando a los deportistas el
territorio y la geografía inigualable en el resto de la ciudad que necesitan
para explotar al máximo sus capacidades. Su codiciada ubicación es la solución
para aquellos que viven o desarrollan actividades cotidianas en la zona
céntrica y se ven complicados a la hora de trasladarse a lugares más alejados
donde practicar como Los Hornos, City Bell, el Estadio Único, entre otros. El
teatro ha sido, es y continuará siendo, el coliseo platense por excelencia que
los riders sienten como propio y que, dudo, cedan tan fácilmente ante algunos
caprichos burocráticos.
Por Jeremias Jimenez Torres (@JerryJimenezz)
Por Jeremias Jimenez Torres (@JerryJimenezz)
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