-Todo
es energía mono, los cuerpos, la naturaleza, la vida. Y la cuestión pasa por la
forma en que cada uno la utiliza y la invierte. Eso es andar para mí. Fluir.
Ornela
Abelli, longboarder femenina de 23, surfea
las calles de La Plata desde hace cuatro años, hoy sufre las complicaciones de
las vueltas del “ruleman” de la vida:
una lesión en su rodilla que le impide “fluir” como ella lo siente y el que ama
un deporte que no puede practicar, entiende.
Llegada
a la capital bonaerense desde Bahía Blanca para estudiar en el 2009, conoció la
tabla con una amiga que vivía la misma situación de cambio. Con el tiempo su
amiga abandonaría la práctica y “Orne”, como le dicen cariñosamente, se daría
cuenta que le sería imposible dejarlo. El longboard
había copado una gran parte de su rutina y el disfrute que le producía
movilizarse por necesidad o placer sobre el mismo llego para quedarse
indefinidamente.
Con
una noche fresca pero soportable en la terraza de la casa en la que Orne vive a
pocas cuadras de la terminal, la añoranza por épocas en las que la tabla y el
cuerpo estaban disponibles sin pretextos para salir a patear se mezclaron en la
charla. Recuerdos y experiencias, nombres y personajes, todos parte de una
etapa casi remota fueron apareciendo, evidenciando en el tono el largo tiempo
que no se los mencionaba.
-Cuando
era más piba probé otras cosas- dice mirando el cielo estrellado- el skate siempre me fue imposible. Se
necesita un nivel de equilibrio que no domino- ríe.
Menciona
haber probado una BMX, destacando el esfuerzo que realiza el cuerpo al tener
que levantar su peso y el de un artefacto completamente ajeno al mismo.
-Es
admirable verlos moverse por el aire como si nada- opina apagando un cigarrillo
en el suelo- a la vista me es complejo, pero subirse a una e intentar
despegarse del suelo, eso es un misterio para mí.
Avanza
así hasta el momento en que comenzó a practicar con una mayor dedicación,
demostrando gran interés y curiosidad por el Freestyle y el Down Hill.
-Creo
que mi mejor momento fue cuando gané la tabla en el bosque,- recuerda- estaba a
full. Era salir a andar y practicar todos los días que se podía un ratito.
Probar cosas nuevas, ver a los otros, escuchar consejos. Ese torneo fue
producto de banda de práctica.
Y
es así como ella ve la diferencia entre lo que uno puede hacer y lo que no.
Todo se resume en la práctica y la dedicación que uno invierte. “Cuanto mayor
es el “manijeo” mejores son los
resultados en menos tiempo”. Y algo de razón tiene en sus palabras si analizamos
los pasos que cada deportista a dado, en un tiempo dado, con tantas horas de
practica realizadas con una determinada constancia. “Lo que uno avance depende
de eso, la constancia”.
Además
enumeraba todas las cosas “copadas” del ambiente en el que uno ingresa cuando
demuestra cierto nivel de interés por aprender más, cosa que individualmente
hablando tiene sus limitaciones.
-Los
grupos y sus encuentros son otra parte de lo que implica salir a andar.
Compartir una pateada, una loma, una calle como es 50 atrás de Odontología, no
es lo mismo que hacerla sola. Una se siente acompañada, tanto cuando se está
sobre la tabla como los momentos en que se para- explica con cierta nostalgia- se
charla del long, de la rutina, de la
gente que vino, de la que no vino. Se pasa el rato, bien.
Los
tonos de las palabras se vuelven un poco arrastrados y la repercusión en los
oídos transmite cierta nostalgia. Orne lleva ya unos diez meses desde que su rodilla
izquierda le dijo basta y sus salidas se vieron interrumpidas al punto de tener
que colgar la tabla por un largo tiempo. Su lesión se debe a un mal movimiento
en un intento por pasar una teta
(rampa para longboard) en un evento
de los Longbrothers, “pelotudeando basicamente”
-No
aguanto más no poder salir- dice denotando la vital necesidad- Hoy podría
empezar de a poco, sin exigirme como antes, pero cuando soluciono un problema
aparece otro.
Durante
su último cumpleaños, habiéndolo festejado en su casa el pasado 27 de
septiembre, una verdadera mala persona jugó con la confianza de Orne y tomó del
perchero de la entrada su tabla Ky Sygni
Mind Solutions. El dolor no solo se siente en haber perdido, lo que
podríamos llamar, una parte de su cuerpo por parte de alguien que no tiene
códigos morales, sino también los trabajos que le tomaron conseguir el dinero
necesario para adquirirla. Pudiendo el día de hoy retomar su tan ansiada
práctica, debe esperar a que sus viejos elementos con los que alguna vez
inició, sean desocupados por aquellos a los que se los prestó.
-Si
yo aparezco hoy y le pido a mi prima que me devuelva el deck, la dejo básicamente en pelotas- se preocupa Orne- no me
sentiría bien dejándola a pata, aún cuando la tabla es mía, no sé.
Pareciera
que su ansiedad y sus ganas son un problema hasta que las acciones implican
complicar a alguien a quien tiempo atrás decidió ayudar.
-Algo
se me va a ocurrir,-reformula- pero por ahora estamos así, quietos.
Entretanto,
Orne ha puesto todas sus energías en la realización de la carrera que le da
otro tipo de felicidad, Gastronomía. Con una idea que impulsa desde abajo por
su propia cuenta, se encarga de preparar desayunos a gusto para vender y cubrir
algunos gastos. Paralelamente, esta mona energética, coordina su trabajo de
moza en una empresa que organiza eventos y catering y los estudios del instituto
que lleva al día con las mejores notas.
Las
lesiones y los problemas, algunos más comunes que otros, son riesgos a los que los
riders y deportistas se enfrentan constantemente. Ornela es una persona
positiva, siempre sonriente, aún en las malas, y dispuesta a dar una mano en
todo lo que esté a su alcance a quien lo necesite. Su espera por regresar a las
pistas que solía recorrer se ha hecho más extensa de lo que cualquiera podría
soportar, más aún cuando escapan a nuestro control o dominio, como es el caso.
Su predisposición, su actitud, su fuerza, su dedicación, en fin, su energía es
la única que puede sacarla del estado de somnolencia en el que se ha visto
inmersa, y al ver su boca sonriente cuando la charla llega a su fin, demuestra
que algo se trae entre manos. Podría decirse que soplan aires nuevos tras la
espalda de Orne, algo así como un impulso; y que no falta mucho para que la
volvamos a cruzar por las calles platenses que tan bien le hacían y que tanto necesita
para encontrar ese equilibrio que conoce desde lo más profundo de su ser.
Por
Jeremías Jimenez Torres (Twitter: @JerryJimenezz)
Que grandes!
ResponderEliminarLlore como nena es todo lo que voy a decir.
ResponderEliminarAguante el longboard y lo deportes extremos!!! ououououououououououou !