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martes, 29 de octubre de 2013

Hoy la aguanta Ornela Abelli

-Todo es energía mono, los cuerpos, la naturaleza, la vida. Y la cuestión pasa por la forma en que cada uno la utiliza y la invierte. Eso es andar para mí. Fluir.
Ornela Abelli, longboarder femenina de 23, surfea las calles de La Plata desde hace cuatro años, hoy sufre las complicaciones de las vueltas del “ruleman” de la vida: una lesión en su rodilla que le impide “fluir” como ella lo siente y el que ama un deporte que no puede practicar, entiende.
Llegada a la capital bonaerense desde Bahía Blanca para estudiar en el 2009, conoció la tabla con una amiga que vivía la misma situación de cambio. Con el tiempo su amiga abandonaría la práctica y “Orne”, como le dicen cariñosamente, se daría cuenta que le sería imposible dejarlo. El longboard había copado una gran parte de su rutina y el disfrute que le producía movilizarse por necesidad o placer sobre el mismo llego para quedarse indefinidamente.
Con una noche fresca pero soportable en la terraza de la casa en la que Orne vive a pocas cuadras de la terminal, la añoranza por épocas en las que la tabla y el cuerpo estaban disponibles sin pretextos para salir a patear se mezclaron en la charla. Recuerdos y experiencias, nombres y personajes, todos parte de una etapa casi remota fueron apareciendo, evidenciando en el tono el largo tiempo que no se los mencionaba.
-Cuando era más piba probé otras cosas- dice mirando el cielo estrellado- el skate siempre me fue imposible. Se necesita un nivel de equilibrio que no domino- ríe.
Menciona haber probado una BMX, destacando el esfuerzo que realiza el cuerpo al tener que levantar su peso y el de un artefacto completamente ajeno al mismo.
-Es admirable verlos moverse por el aire como si nada- opina apagando un cigarrillo en el suelo- a la vista me es complejo, pero subirse a una e intentar despegarse del suelo, eso es un misterio para mí.
Avanza así hasta el momento en que comenzó a practicar con una mayor dedicación, demostrando gran interés y curiosidad por el Freestyle y el Down Hill.
-Creo que mi mejor momento fue cuando gané la tabla en el bosque,- recuerda- estaba a full. Era salir a andar y practicar todos los días que se podía un ratito. Probar cosas nuevas, ver a los otros, escuchar consejos. Ese torneo fue producto de banda de práctica.
Y es así como ella ve la diferencia entre lo que uno puede hacer y lo que no. Todo se resume en la práctica y la dedicación que uno invierte. “Cuanto mayor es el “manijeo” mejores son los resultados en menos tiempo”. Y algo de razón tiene en sus palabras si analizamos los pasos que cada deportista a dado, en un tiempo dado, con tantas horas de practica realizadas con una determinada constancia. “Lo que uno avance depende de eso, la constancia”.
Además enumeraba todas las cosas “copadas” del ambiente en el que uno ingresa cuando demuestra cierto nivel de interés por aprender más, cosa que individualmente hablando tiene sus limitaciones.
-Los grupos y sus encuentros son otra parte de lo que implica salir a andar. Compartir una pateada, una loma, una calle como es 50 atrás de Odontología, no es lo mismo que hacerla sola. Una se siente acompañada, tanto cuando se está sobre la tabla como los momentos en que se para- explica con cierta nostalgia- se charla del long, de la rutina, de la gente que vino, de la que no vino. Se pasa el rato, bien.
Los tonos de las palabras se vuelven un poco arrastrados y la repercusión en los oídos transmite cierta nostalgia. Orne lleva ya unos diez meses desde que su rodilla izquierda le dijo basta y sus salidas se vieron interrumpidas al punto de tener que colgar la tabla por un largo tiempo. Su lesión se debe a un mal movimiento en un intento por pasar una teta (rampa para longboard) en un evento de los Longbrothers, “pelotudeando basicamente”
-No aguanto más no poder salir- dice denotando la vital necesidad- Hoy podría empezar de a poco, sin exigirme como antes, pero cuando soluciono un problema aparece otro.
Durante su último cumpleaños, habiéndolo festejado en su casa el pasado 27 de septiembre, una verdadera mala persona jugó con la confianza de Orne y tomó del perchero de la entrada su tabla Ky Sygni Mind Solutions. El dolor no solo se siente en haber perdido, lo que podríamos llamar, una parte de su cuerpo por parte de alguien que no tiene códigos morales, sino también los trabajos que le tomaron conseguir el dinero necesario para adquirirla. Pudiendo el día de hoy retomar su tan ansiada práctica, debe esperar a que sus viejos elementos con los que alguna vez inició, sean desocupados por aquellos a los que se los prestó.
-Si yo aparezco hoy y le pido a mi prima que me devuelva el deck, la dejo básicamente en pelotas- se preocupa Orne- no me sentiría bien dejándola a pata, aún cuando la tabla es mía, no sé.
Pareciera que su ansiedad y sus ganas son un problema hasta que las acciones implican complicar a alguien a quien tiempo atrás decidió ayudar.
-Algo se me va a ocurrir,-reformula- pero por ahora estamos así, quietos.
Entretanto, Orne ha puesto todas sus energías en la realización de la carrera que le da otro tipo de felicidad, Gastronomía. Con una idea que impulsa desde abajo por su propia cuenta, se encarga de preparar desayunos a gusto para vender y cubrir algunos gastos. Paralelamente, esta mona energética, coordina su trabajo de moza en una empresa que organiza eventos y catering y los estudios del instituto que lleva al día con las mejores notas.
Las lesiones y los problemas, algunos más comunes que otros, son riesgos a los que los riders y deportistas se enfrentan constantemente. Ornela es una persona positiva, siempre sonriente, aún en las malas, y dispuesta a dar una mano en todo lo que esté a su alcance a quien lo necesite. Su espera por regresar a las pistas que solía recorrer se ha hecho más extensa de lo que cualquiera podría soportar, más aún cuando escapan a nuestro control o dominio, como es el caso. Su predisposición, su actitud, su fuerza, su dedicación, en fin, su energía es la única que puede sacarla del estado de somnolencia en el que se ha visto inmersa, y al ver su boca sonriente cuando la charla llega a su fin, demuestra que algo se trae entre manos. Podría decirse que soplan aires nuevos tras la espalda de Orne, algo así como un impulso; y que no falta mucho para que la volvamos a cruzar por las calles platenses que tan bien le hacían y que tanto necesita para encontrar ese equilibrio que conoce desde lo más profundo de su ser.


Por Jeremías Jimenez Torres (Twitter: @JerryJimenezz)

2 comentarios:

  1. Llore como nena es todo lo que voy a decir.
    Aguante el longboard y lo deportes extremos!!! ououououououououououou !

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